Los híbridos son buenísimos en determinadas condiciones de empleo y siempre en función de la agilidad a la que se muevan y de de qué manera lo lleve a cabo su conductor. De esta manera, los datos de nuestro Centro Técnico corroboran que el Honda CR-V Hybrid es un vehículo que gasta muy poco en los recorridos urbanos, donde supera claramente al RAV4 Hybrid en consumo merced a ese papel más eléctrico de su conducta. Con esa victoria del CR-V en ciudad y del RAV4 en carretera, el balance global en nuestros recorridos comunes deja un consumo ponderado en pos del CR-V Hybrid de 0,5 l/100 km, siempre con la idea de que la eficiencia del RAV4 Hybrid también está a un alto nivel. El permiso para el régimen de sus datos personales para el objetivo consignado en el apartado “a.” previo es distinto y también sin dependencia del régimen de exactamente los mismos para los objetivos consignados en el apartado “b.” (investigar sus datos con objetivos de prospección de mercado y marketing electrónico, para enviarle información publicitaria). Sus coches hicieron que la gente identifique un híbrido como un modelo que utiliza un motor térmico y recibe el acompañamiento puntual de otro eléctrico para progresar su desempeño, sacando partido del mismo modo a la energía acumulada en su batería en condiciones favorables para «silenciar» al motor de gasolina y reducir el consumo.
En los modos convencionales también es posible moverse solo con electricidad a mayor agilidad si somos sensibles con el acelerador. Además, si elegimos la posición S de la palanca de cambios, al moverla de forma secuencial se simulan 6 marchas fijas, que, al circular en eléctrico, se corresponden con diferentes niveles de retención/regeneración. Para derrumbar los asientos traseros, el Honda dispone de sendos tiradores para llevarlo a cabo desde el maletero. No el Toyota, que sin embargo tiene espacio bajo la bandeja para la rueda de recambio y hueco para la bandeja, en un maletero algo más grande (580 litros por 497 del CR-V). Si bien, al abatir los asientos e igualar habilidades, cuenta con un rápido desnivel hacia arriba, al paso que en el Honda se queda mucho más plano.
Toyota es el líder indiscutible en vehículos híbridos en todo el mundo y el RAV4 Hybrid es uno de sus modelos estrella al ser el líder de su segmento en este tipo de tecnología. A Honda tampoco le falta experiencia en ese terreno puesto que lleva 20 años fabricando modelos híbridos desde que en 1999 lanzara el Insight. No ha sido hasta la actualidad cuando ha estrenado por primera vez en Europa esta tecnología en un SUV. Siguiendo con las diferencias que les separan pero al tiempo les acercan, está la transmisión. Exactamente la misma con la batería, Toyota sigue testaruda en el empleo de una caja CVT de tipo variador que aunque ha variado su administración en relación a su precursor, sostiene esa sensación de insuficiencia cuando demandamos fuertes aceleraciones.
Monitor un tanto caótico en el CR-V dada sus múltiples pestañitas y que en la situacion del RAV4 se ve secundada por diales analógicos a los dos lados. En cuanto a la pantalla central, escasas diferencias alén de su situación y que la del Toyota es de 8 pulgadas en frente de la de 7 del Honda. Quizá los comandos analógicos del RAV4 le resten puntos en calidad, pero el desempeño de las dos es afín, sin resultar un derroche de rapidez, sí responden con facilidad a nuestra interacción. Los dos tienen dentro sistemas de infoentretenimiento avanzados con navegación, información en línea y sincronización con Apple CarPlay o Android Coche.
Honda Cr-v 2019 Hybrid
En los dos casos contamos distintas modos de conducción y un botón que nos permite obligar a que sistema se desplace usando únicamente la energía eléctrica. El modo cien% eléctrico vamos a poder circular hasta 2 km precisamente, una cifra habitual prácticamente todos los híbridos del mercado. La capacidad de retención se puede regular mediante las levas del volante, un efecto que se aprecia mucho más en el RAV4 Hybrid. Al tiempo que el RAV4 sostiene la de níquel-hidruro metálico con 1,6 kWh y que tan excelente resultados les ha reportado al Conjunto, Honda opta por una más moderna de iones de litio de 1 kWh. Con estas capacidades, hablar de autonomías eléctricas resulta hasta casi insultante, aunque dado que los dos ofrecen un botón para forzar el modo eléctrico, debemos decir que Toyota se posiciona tenuemente por delante al hallar algo más de 3 kilómetros con una agilidad de 57 km/h.
En la situacion del CR-V esta sensación no es que desaparezca, pero sí es más comedida que en su rival. Como aspecto, decir que la transmisión del Honda muestra una sola agilidad, como si de un eléctrico se tratara, por eso prescinda de un pomo al uso. Asimismo transporta el RAV4 un botón EV para forzar el funcionamiento en eléctrico hasta poco más de 50 km/h en pequeñas distancias.
Más Calidad Para El Honda
El equipamiento de seguridad es muy abundante y en los dos casos se engloban paquetes muy completos bajo las designaciones Honda Sensing y Toyota Safety Sense. Los dos ofrecen, según versiones, un sistema precolisión con detección de ciclistas y viandantes, un avisador de cambio involuntario de carril, un sistema de cuidado de carril, el detector de ángulo muerto, un control de crucero adaptativo, el sistema de alerta de tráfico trasero cruzado o el sistema de reconocimiento de señales de tráfico. La pantalla del sistema multimedia tiene una posición de privilegio en el centro del salpicadero y en ambos casos resulta claramente mejorable. Honda utiliza el sistema Honda Connect que resulta bastante completo, es compatible con Apple CarPlay y Android Coche y transporta un navegador con mapas de Garmin pero su pantalla táctil tiene solo 7 pulgadas, desperdiciando bastante espacio a su alrededor.
En cambio, la sensación conseguida es que poder ese registro resulta más simple en el CR-V que en el Toyota. El maletero, en cambio, va a parar al RAV4 y sus 580 litros que suponen 83 litros mucho más que su contrincante. Sin embargo, las formas regulares de las dos y sobre todo una boca de carga situada cerca del suelo hacen que la pelea no sea tan dispar. Si computamos el espacio visual general del habitáculo, nuevamente el gato se lo transporta el CR-V, ya que al prescindir de un pomo de cambio tradicional e integrar la pantalla en el centro del salpicadero le otorga un impacto ocular más amplio. Por lo demás, la puesta a punto del bastidor de los dos modelos deja claro su enfoque familiar.
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En el uso cotidiano, «entender» el desempeño del Honda CR-V Hybrid se hace mucho más raro, más allá de que el sistema i-MMD acaba administrando todo automáticamente o de que el conductor tenga la posibilidad de escoger sus distintos modos a golpe de botón. En el Toyota RAV4 Hybrid todo semeja más simple, asimismo por el reflejo de su contestación en una instrumentación mucho más correcta, más configurable y mejor diseñada, que reconforta mucho más a quien está a los mandos, más que nada en el momento de implicarse en esa búsqueda del máximo ahorro. Por poner un ejemplo, su preciso indicio de empleo de la capacidad, que reemplaza al cuentavueltas, nos ayuda a ver hasta dónde tenemos la posibilidad de apresurar sin que arranque el motor de combustión, manteniendo la aguja en la región «eco», o de qué manera optimizar la frenada regenerativa.