Las sebes se implantan clavando palancones de sauce , que aguantan un encestado de varas longitudinales . La vegetación riparia se confunde y conglomera con la de los setos, cuyo crecimiento es regulado por podas cada un año. Todo ello forma un conjunto vivo, produciéndose a menudo el arraigo de los estacones de seto.
Aparte de un montón de buena gente caben en él un pequeño reguero de pueblos con mucha personalidad. Un paseo perfecto para sumergirse en sus bosques y disfrutar de los panoramas que dibujan sus majestuosas montañas. La zona posee un especial encanto gracias a la cercanía en exactamente la misma del río Fahala y el arroyo Sanguino, este último es el que comúnmente ha surtido de la fuerza motriz al Molino Morisco de los Corchos. La zona, con una orografía complicada, está salpicada de pequeñas huertas de frutales de pepita, hortalizas y cítricos en menor medida. Gracias a las técnicas usadas por los árabes para el transporte y el cuidado del agua, las superficies de tierras dedicadas a los cultivos de hortalizas y cítricos han incrementado considerablemente.
Esta predominación exaltadora basta por sí sola a desordenar la opinión de que el recital de Calíope no tenga nada que ver con el resto de la obra26. En su panegírico por ciertos contemporáneos de Cervantes tan famosos como el viejo poeta épico Alonso de Ercilla y Zúñiga, la musa no solo encumbra a este por sus hazañas poéticas, sino que le reserva también la distinción de un «eterno y sacro monumento» al lado de Meliso . El canto de Calíope tiene el propósito de eternizar el recuerdo de unos cien hombres dignos y conocidos, de garantizar su gloria y honra «mientras que los cielos duran» y de mantener su fama «para siempre viva» . Aun el licenciado Gaspar Alfonso, asimismo él celebrado por la musa, aspira a la «inmortal subida» .
El Guadalhorce, río poderoso y amable, que se encarga de ser el corazón de la comarca, hace uso de su poderío, abriendo paso a un valle de varias y bellas huertas de regadío. Y como no a su paso por Cártama enriquece con sus aguas y limos, sus ancestrales huertas de limones y naranjos, que van adaptándose a los bailes que muestran los meandros en todo el curso del río. Al este del Guadalhorce, el paisaje es de formas suaves con pequeñas colinas ocupadas por cereal, algunos olivos y restos del viejo encinar; es el paisaje del corredor natural que cruza la provincia desde Periana hasta Álora apartando la Cordillera Antequerana de los Montes de Málaga. Montes que también sobresalen en Álora por la mitad occidental del término con su característico paisaje laberíntico de lomas, cubiertas en su mayor parte por olivares, almendros y matorral.
En el medio occidental, los nuevos regadíos del Guadalhorce han transformado las pequeñas lomas y terrenos ondulados en bancales donde se cultivan cítricos, cultivos subtropicales y otros frutales, completando y realzando el paisaje de las huertas tradicionales. La evolución reciente de los panoramas ligados a la pequeña hidrografía está sometida al arbitrio de reformistas agronómicos que impulsan actuaciones como la concentración parcelaria, la llamada limpieza de riberas, la canalización y derivación de arroyos. La magnitud de semejantes intervenciones aboca a un eliminado de las formas del relieve, de los signos de paisaje sobre los que se ancla la toponimia y la memoria local.
Sus afluentes se funden en cultivos aterrazados donde nacen naranjales, limoneros y frutales de regadío, que van desde el fondo del valle a lo prominente de las pequeñas colinas. Simultáneamente, los escenarios freáticos descienden de forma global, por la proliferación de extracciones solamente controladas para regadío. A resultas de esto, la red de prados y humedales se altera por desecación (Bernáldez et al., 1989), lo que allana el camino para la conversión de todo el territorio en región cultivada. Paralelamente, la producción forrajera es racionalizada, y los pequeños prados concejiles pierden su valor económico al generalizarse la estabulación y la producción intensiva de forraje mediante regadío y ensilado. En su expresión menos manifiesta, lejos de grandes ríos o de las zonas montañosas, el período hídrico, que era antes delatado por minúsculos signos etnográficos y naturales, ha experimentado en su crudeza los efectos de la banalización. Los espacios signados por una pequeña corriente, o una imperceptible surgencia, corren el riesgo de quedar ensordecidos bajo la omnipresente elocuencia y la estandarización formal manada de los mercados globales de la agroindustria.
De sus manantiales, es “El Nacimiento” el mucho más emblemático de todos, en tanto que es el corazón que mantuvo y sostiene con vida a Coín, gracias a su constante bombeo. El brote natural de las aguas del Nacimiento, dejan su seno para discurrir camino bajo y conocer todas y cada una de las huertas coínas del partido de los Planos. La región de Urique y Las Torres, muy próxima a las huertecitas moriscas del Río Fahala, está dominada por un paisaje irregular de pequeñas huertas de frutales de pepita, hortalizas y cítricos, con presencia de algunos ejemplares apartados de olivos y almendros.
Vega Del Río Guadalhorce
El valle principal de Sajambre aparece de nuevo a la visión tras atravesar el breve túnel mientras la angosta carretera conduce hasta el mirador Vistalegre, con una espectacular panorámica de todo el grupo. Para alcanzar Ribota, que se vislumbra muchos metros bajo el mirador, hay que continuar por la carretera un corto trecho hasta localizar la senda que, por la derecha, inicia el vertiginoso zigzagueo que desciende de manera directa hasta el pueblo. Es el río Pereila un prodigioso río, que desde el instante en que baja por los montes de la Albuqueria hasta que se une a río Grande, va dando vida. En su amplio paseo va abriendo paso a numerosas huertas de cítricos y árboles frutales, pero no solo son las huertas las que se benefician de las aguas de este poderoso río, ya que anteriormente numerosos molinos de harina y aceite utilizaron las aguas de este río como fuerza motriz.
Unas laderas que pasan de los alcornoques y pinares a las terrazas de frutos subtropicales merced a las geniales condiciones climáticas del paraje y a la abundante agua que encierra en sus entrañas la sierra. Allí donde el agua no llega, los campos de Coín son de olivares que ocupan lomas y pequeños cerros o de cereal que cubren los terrenos ondulados al norte de río Grande. Cabe sugerir una moratoria general a las actuaciones de concentración para valorar los pasos a dar ante el nuevo marco agrario. Ciertas zonas de enorme valor ecológico o paisajístico podrán ser exoneradas de cualquier concentración. En el resto del territorio, la reparcelación podría amoldarse a los fines de una agricultura eco-coincidente y respetuosa con el medio hídrico, recurriendo a propuestas como las sugeridas por Gómez Orea y Valencia Sancho .
Para la cultura mediterránea la huerta desempeña un papel primordial en la integración del paisaje configurando lugares de reunión y de recreo. • Preservación de la conectividad ambiental, asegurando la pervivencia de los corredores hidrográficos. • Restauración de la huerta clásico, y lugar de un banco de variedades de hortaliza y frutales. • Ubicación cartográfica a escala descriptiva de la toponimia menor, con identificación precisa de los nombres de rincón socios a cada vaguada, arroyo, fuente, laguna, pasadera, prado o rodillo.
Los Panoramas Eliminados Del Agua: Hidrografía Menor Del Valle Del Duero Y Concentración Parcelaria
• Renaturalización, en las ubicaciones de regadío, de las balsas de riego, las zanjas de retorno de aguas, y las pistas de acceso y vallados. • Restauración de los prados borrados por la concentración parcelaria, replanteamiento de caminos en las travesías de prado, rehabilitación del patrimonio etnográfico hídrico degradado. Caín, en el angosto valle de Valdeón, es el pueblo mucho más septentrional de Castilla y León. En él comienza la garganta de montaña más famosa de esta Comunidad tallada por el río Cares y sólo transitable a pie por una senda abierta en 1946, excavada en la roca casi en su totalidad, sin que falten túneles y un par de vertiginosos puentes.
Cítricos Del Condado De Puerto Bello
Es en la Albuqueria en donde el río Pereilas, que baja desde la Sierra Alpujata, fué formando un pequeño valle cubierto de naranjos, limoneros y aguacates, que discrepa con las laderas abruptas que lo flanquean.. La llegada del Islam a Al-Andalus define una cultura agraria con una profunda vocación destinada al aprovechamiento del agua. Álora, el asentamiento andalusí mucho más importante de la comarca, se situó en la fértil vega del río Guadalhorce, convirtiéndola en un paisaje primordialmente agrícola. El río Guadalhorce, tras agarrar las aguas de la comarca de Antequera y atravesar la cordillera por el Desfiladero de los Gaitanes, se hace adulto y forma su valle, el del Guadalhorce, el más esencial de Málaga.
Además, ella les recomienda a los pastores que sigan recordando al incansable poeta épico Gaspar Alfonso, varón digno de ser honrado «no solo en vida, mas tras muerto», y al dramaturgo Juan de Quirós y Toledo, cuya sabia pluma «le debe de subir hasta el empíreo cielo» . El profuso sistema de riego que aún perdura en la región, se encarga de regar las huertas fértiles que jalonean la ribera del río. Al irse de la sierra, las huertas se asoman con timidez por los parajes intramontanos de la Fuente y la Albuqueria, transformándose en las protagonistas principales del paisaje de Coín.
No tanto por su tamaño, afín al del resto de los pueblucos, sino por su ubicación, frente a frente con el majestuoso paredón sobre el que reina la Peña Santa de Castilla, con sus 2.596 metros, la cima más elevada del macizo del Cornión. Ribota es la ciudad que, agarrada como puede a una empinadísima ladera, se encuentra situada a la puerta misma del desfiladero de Los Beyos, una de las gargantas montañosas más largas y preciosas de toda Europa. Este paseo caminando enlazando los caminos habituales que sirvieron desde siempre a los montañeses para llegarse de unos a otros discurre por el valle hilvanando estas tres localidades. Sierra Blanca y Sierra Mijas son las encargadas de ofrecerle a Coín su riqueza más apreciada, sus aguas. El origen mismo de la ciudad procede de sus incontables fuentes y manantiales que hacen de Coín un lugar bastante singular.
Las lagunas, sepultadas o represadas a antojo de las máquinas, se transforman en cubetas entre terraplenes de obra. Por una parte se registran cambios socios a los movimientos de tierras, por medio de proyectos de nivelación que alteran profundamente la morfología del área. La topografía, en casos extremos, llega a reinventarse, sustituyéndose las curvas temblorosas y geométricamente complejas de altimetría y planimetría por patrones rectilíneos y planos. El resultado es la general supresión de matices (taludes, lindantes, vegetación de borde). Monotonía agravada por la banalidad de recorridos que impone un parcelario en cuadrícula.